Cerramos la semana que ha celebrado dos fechas singulares, el 21 de marzo, Día Mundial de la Poesía, y el día 22 de marzo, Día Mundial de Agua. Por ese motivo la poesía, que normalmente recitamos en las aulas, se ha escuchado en la calle. En esta ocasión el elemento común e integrador de todos los poemas ha sido el agua. La idea no es casual sino que responde al hecho de que las instituciones internacionales han considerado que 2023 debe convertirse en el año del agua, que es el momento de que este recurso se coloque en la primera línea de la agenda política.
El resultado de combinar poesía y agua ha sido revelador de la unión que existe entre ellas, las dos son esenciales para la vida y juntas potencian su valor. Agua para dar vida y poesía para llegar al conocimiento de la vida.
El consumo de agua en los países desarrollados puede alcanzar los trescientos litros por persona y día frente a los veinticinco que se consumen en aquellos que se encuentran en vías de desarrollo.
La hospedería de los libros 